Ante el aumento de migrantes fallecidos y que se enferman gravemente durante su travesía de la selva del Darién, Colombia y Panamá estudiarán la posibilidad de establecer una «ruta segura» para venezolanos, haitianos y cubanos que cruzan por la hostil zona.
El primer paso para esta evaluación lo darán el próximo mes, cuando tienen previsto un encuentro bilateral entre los representantes de las Defensorías del Pueblo, los ministerios de Salud y las oficinas encargadas de migración.
El foco de la reunión estará en los niños migrantes y la necesidad de garantizarles un tránsito por canales más humanos y seguros.
En lo que va de 2022, más de 28.000 niños venezolanos han pasado por la selva del Darién; 3.838 de Haití y 2.559 cubanos.
De esa cantidad, más de 168 han sido niños no acompañados, una situación que preocupa cada vez más a las autoridades panameñas y a las organizaciones de asistencia humanitaria. En todo 2021 fueron 207 niños sin adultos.
La ruta del Darién constituye un verdadero infierno. Más de 10 migrantes venezolanos han fallecido en menos de siete meses, pero esa cifra es de sólo los casos corroborados por este medio. Se estima que habría un número mucho mayor, el cual se desconoce porque las autoridades no tienen presencia en la zona.
De los que atraviesan la ruta, la mayoría venezolanos, miles llegan enfermos, debido a lo hostil de un trayecto en el que hay caudalosos ríos, animales salvajes y venenosos, terreno empantanado, montañas inclinadas, inmensos precipicios, así como grupos narcocriminales y de delincuencia común que violan a mujeres, roba y secuestra momentáneamente a los migrantes para extorsionar a sus familias.
Un reciente estudio de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), 81% de los migrantes reportaron haber sufrido lesiones en su paso por la inhóspita selva. De esa cifra, 91% presentó severas lesiones en los pies.
Al menos 48.430 migrantes han ingresado a Panamá en lo que va del año. Solo en junio fueron 15.633 migrantes. Casi la totalidad de estas personas han decidido tomar la llamada «ruta de la muerte», porque no han podido obtener pasaporte en sus países, así como por restricciones de visado establecidas por la mayoría de naciones de la región.
A pesar del riesgo de atravesar la selva, cada vez son más los migrantes que toman este camino con la esperanza de atravesar seis países más para tratar de cruzar el Río Bravo y llegar a Estados Unidos, donde esperan conseguir oportunidades laborales que les permita ganar lo suficiente para sostener a sus familias o protección en territorio estadounidense,