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Abren tres nuevos albergues para migrantes en Costa Rica

En los albergues se dará prioridad a mujeres embarazadas y con niños

por Carola Briceño
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Migrantes venezolanos en Costa Rica reciben ayuda de la iglesia católica

Tres albergues para migrantes fueron abiertos esta semana por la iglesia católica en Costa Rica, ante el arribo masivo de caminantes venezolanos que buscan llegar a Estados Unidos y que se quedaron sin recursos económicos en su paso por la selva del Darién.

La Asociación Obras del Espíritu Santo (AOES) asumió este desafío que permitirá atender a centenares de migrantes, especialmente a los que llegan con niños, muchos de estos enfermos con infecciones respiratorias y gastrointestinales, además de virus por picaduras de mosquitos, enfermedades adquiridas en la inhóspita selva.

Entre enero y julio de este año, 71.012 migrantes, la mayoría venezolanos, se han visto obligados a arriesgar sus vidas a través de las trochas que en el llamado Tapón del Darién permiten pasar de Colombia a Panamá.

Aunque la cifra es elevada, investigadores en migración alertan que tenderá a aumentar, debido a que los venezolanos que no se han logrado integrar económicamente en países de América Latina a los que hicieron su primera migración, ven a Estados Unidos como su única opción para conseguir protección y empleos con salarios dignos.

Además, la dura ruta ha comenzado a ser transitada por personas de otros países de la región. La semana pasada las autoridades panameñas rescataron a una chilena que enfrentó problemas de salud dentro de la selva, También ya hay reportes de colombianos y ecuatorianos haciendo el trayecto que hasta 2020 solo era realizado por haitianos, cubanos y algunos pocos migrantes venezolanos y extracontinentales.

En 2021 el panorama cambió y creció la cantidad de personas que atraviesan la ruta. Venezolanos de todas las edades coparon los caminos por la selva.

De acuerdo con el más reciente reporte del Servicio de Migración de Panamá, este año han pasado por la selva casi 45.000 venezolanos, 4.821 haitianos, 3.133 cubanos, 2.523 ecuatorianos, 1.637 senegaleses, 1.208 indios, 1.193 colombianos, 1.147 bangladesíes, 1.056 angoleños y 149 brasileños.

Ayuda humanitaria en las calles de San José

Sergio Valverde, sacerdote que dirige la Asociación Obras del Espíritu Santo, día a día venía atendiendo con unas 300 comidas en las calles a los migrantes que, por falta de recursos, se quedaban varados en San José, sin tener donde dormir, asearse y alimentarse.

Observar cómo las avenidas cercanas al terminal se llenaban de improvisados campamentos de migrantes, le llevó a buscar opciones para ayudarles.

Los refugios están segmentados: uno para madres con niños, otro para hombres y el tercero está destinado a apoyar a las personas de la tercera edad que han hecho la dura travesía.

En estos centros, que reciben un máximo de 200 personas, pueden asearse, descansar, alimentarse y recibir asistencia médica básica, apoyo psicológico y espiritual. Las personas enfermas son remitidas a centros hospitalarios, como ya ha sucedido con unos 20 niños.

Estos centros de atención se han abierto en coordinación con el Ministerio de Salud y funcionan gracias al aporte del sector privado y de individuos conmovidos por lo que está viviendo la inmensa cantidad de migrantes venezolanos.

Hasta ahora han pasado 1.800 venezolanos por los albergues de la Asociación Obras del Espíritu Santo, precisa el sacerdote Valverde en las reuniones que sostiene con los migrantes al llevarles comida.

En esta semana, 130 venezolanos recibieron el apoyo. Normalmente, los caminantes suelen quedarse unos días mientras se recuperan del cansancio que les ha dejado su paso por la selva del Darién y luego siguen su trayecto.

Como se prevé que a Costa Rica llegarán unos 6.000 migrantes en los próximos días, ya están habilitando un cuarto refugio, que sería en una cancha sintética, techada y cerrada, en la que hay baños y posibilidad de permitir que duerman unas 80 personas con los servicios básicos. En este centro la prioridad serán mujeres embarazadas y con niños.

Los migrantes que se mantienen apostados cerca del terminal (venezolanos, haitianos, cubanos y colombianos) podrán recibir almuerzo y cena, como una forma de apoyo. No obstante, a medida que pasan los días, la ayuda no alcanza para todos.

Aparte de la iglesia católica, venezolanos residentes en Costa Rica se han acercado a la zona en la que los migrantes han instalado sus carpas. Les llevan comida caliente, zapatos y ropa usada en buen estado para que sus compatriotas, que lo han perdido casi todo, puedan continuar su camino con menos dificultades y con fe de conseguir el sueño que persiguen.

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